1. Localización
El texto que vamos a comentar es un romance viejo, por tanto, de origen tradicional. Este género se caracteriza por ser de transmisión oral y anónimo. Extraído muchas veces de cantares de gesta más extensos, posee un carácter fragmentario e intenso. Su temática es muy variada: épicos, históricos, líricos o novelescos. En este caso se trata de un romance noticiero y morisco que se centra en el momento es que el rey Boabdil conoce la noticia de la pérdida de Alhama, pocos años antes de la caída de Granada.
2. Resumen y tema.
Resumen: el rey de Granada recibe la noticia de que Alhama ha sido conquistada y hace un llamamiento a su gente para la guerra. Algunos de ellos le preguntan por la causa de lo ocurrido, y al enterarse un alfaquí le culpa a él de la pérdida por la traición que hizo a los Abencerrajes, advirtiéndole también de la pérdida de todo el reino de Granada.
Tema: la culpa del rey moro de Granada por la pérdida del reino.
3. Análisis del contenido.
Desde un punto de vista de la forma, el texto tiene dos secuencias bien diferenciadas: una primera narrativa (las seis primeras estrofas) y una segunda dialogada (las cinco últimas).
La parte narrativa, a su vez, está formada por varias secuencias centradas en el conocimiento por parte del rey de la noticia. En la primera estrofa se sitúa la situación inicial, previa al conocimiento de la noticia. El rey moro pasea por las murallas de Granada. Su actitud es, por tanto, despreocupada. El desencadenante de la acción aparece en la segunda estrofa, las cartas lo que provoca la ira del rey, y las acciones siguientes: acudir a la Alhambra (estrofa 3), el toque de alarma en toda Granada y su Vega (estrofa 4) y la respuesta de los moros a esta llamada. La acción es urgente, y el rey actúa con prisa: cambia su mula, más lenta, por un caballo de guerra; al mismo punto hace sonar las campanas, que lo hacen apriesa. Acción urgente y repentina, que contrastará con el fatalismo de las palabras que oirá el rey por parte del alfaquí.
La parte dialogada se introduce por un verbo de lengua, habló/ hablara, que se repite poco después habló un alfaquí, lo cual no es habitual en el estilo de los romances, y, en general, en la poesía tradicional. Tanto las palabras del moro viejo, como la respuesta del rey no añaden nada la acción, y las podemos entender como una introducción a la intervención del alfaquí, verdadero nudo de la composición. Este, representante de la sabiduría, pues el alfaquí es un “doctor o sabio de la ley”, le acusa de ser el culpable de la pérdida a causa del asesinato de los Abencerrajes, uno de los partidos aristocráticos que disputaron el reino a Boabdil. Esta acusación se convierte en la última estrofa en profecía: el mismo rey y el mismo reino se perderán.
Como decíamos la prisa del rey se vuelve inútil tras esta profecía cargada de fatalismo del alfaquí. El lector, además, ya sabe de la pérdida de Granada. La figura del rey, por tanto, se vuelve trágica, y sus esfuerzos y lamentos, vanos. El estribillo que acompaña a toda la composición cobra ahora un valor de fatalidad colectivo. Son los moros, no ya sólo el rey que parecía al principio ser quien enunciaba el verso, los que lamentan la pérdida de todo el reino.
En el romance sólo se narra una escena, lo que deja el desenlace inconcluso y abierto. Es el carácter fragmentario del género. Y es que de toda la historia de la pérdida de Granada se nos ha seleccionado un único momento trágico y profético. El rey se lamenta por algo que aún no ha ocurrido para él, pero que es evidente para nosotros como lectores.
La sencillez, intensidad, agilidad narrativa y emotividad, características del estilo del romancero, están presentes en esta composición, haciéndolo un buen ejemplo de su género. Pero a estos rasgos que nos hablan del origen popular del género se añade en este romance rasgos del estilo cortesano, que inducen a pensar en la alteración o modificación de una versión original por parte de algún poeta culto.
La sencillez y agilidad narrativa está más presente en la parte narrativa del romance. Las oraciones son, sobre todo, simples y coordinadas; las acciones simples y dinámicas.
El uso de los tiempos verbales es muy llamativo: tiende a hacer más inmediata e intensa la acción, el presente y el imperfecto (descabalga/ cabalga/ toquen al arma/ llama) , se introducen en una narración que emplea sobre todo el pretérito perfecto. El uso de los nombres de lugares concretos proporciona esta sensación de cercanía del lector al lugar, a la vez que añaden carácter emotivo a la escena. A este efecto también colabora el uso de adverbios deícticos de lugar como allí, ya y aquí. Este último y aquí se pierda Granada traen a la imaginación el final inminente de la pérdida de Granada, y sirve de último clímax emocional al poema.
5. Conclusión
Este romance es un ejemplo de romance morisco, donde el musulmán es el protagonista y es visto con desde una óptica positiva. Se trata, eso sí, de un moro idealizado, personaje cortesano más que es ejemplo de las virtudes y emociones más nobles.